viernes, 25 de abril de 2014

VIVENCIAS DE MIS ABUELOS DURANTE LA GUERRA CIVIL (1936-1939) I

Mi abuelo paterno, Marcelino, natural de El Pobo de Dueñas (Guadalajara) tenía 25 años, cuando se inicio la guerra estaba terminando el Servicio Militar, y tuvo que continuar como soldado, luchó en el bando nacional. Las batallas más importantes en las que estuvo fueron la de Guadalajara y la de Sigüenza.
La batalla de Guadalajara fue muy dura debido entre otros factores a que se produjo una fuerte lluvia, que hizo que los vehículos del bando nacional se quedaron atrapados en el barro en los alrededores de la carretera Nacional II, y los republicanos bombardearon a estos vehículos en los llanos de la Alcarria. Hubo muchos muertos, gran parte de ellos eran soldados italianos enviados por Mussolini, estos eran soldados muy jóvenes, sin preparación y mal equipados. Varios pueblos quedaron totalmente destruidos. Contaba que en el pequeño castillo de Torresaviñan hubo grandes bombardeos.
Recordaba que al entrar las tropas nacionales en Sigüenza, se produjo un hecho que le quedó muy grabado. En el alto de una de las torres de la catedral había una ametralladora que era el terror de los nacionales, había causado varias bajas y estaba perfectamente protegida. El superior ordenó a un artillero que preparara un cañón para derribar la parte superior de la torre, donde estaba la ametralladora. El tiro del artillero no hizo blanco, entonces el superior sacó su pistola, se la puso en la sien y le dijo que si en el próximo intento no le daba a la torre de la catedral, le pegaba un tiro allí mismo. El artillero realizó el segundo disparo y esta vez hizo blanco, derribó parte de la catedral. La entrada de las tropas en la catedral fue muy dura, se entró a punta bayoneta (se luchaba en el interior con bayoneta y cuchillos). 
Mi abuela paterna, Primitiva tenía 15 años al empezar la guerra y 18 al terminar y muchos recuerdos muy tristes, no tuvo adolescencia. Era la segunda de cinco hermanos, su familia era pobre, vivían en Cedrillas. Llevaba ya varios meses separada de su familia trabajando de niñera para unos sastres en Valencia. Un domingo, a las cuatro de la tarde, iba a ver a una chica del pueblo y en el mercado, unos hombres que iban de paisano (decían que eran rojos), tiraron botellas inflamables a la Iglesia de San Juan y la incendiaron, dijeron que había estallado la guerra.
Un señor del pueblo, con ideas republicanas, fue con un camión a recogerlas a todas para llevarlas al pueblo. Les pusieron un pañuelo rojo al cuello y, al salir de Valencia, había seis curas muertos en la cuneta, llevaban las sotanas puestas. Pararon el camión, bajaron y los insultaron. Ella se quedó en el camión sola, ¡fue horrible!, nunca lo olvidó.
Cuando llegaron a Cedrillas (en esos momentos zona republicana) era un caos, les habían quitado todo a los ricos, lo sacaban a la calle y lo cogía la gente del pueblo. Quemaron todo lo que había en la iglesia y allí pusieron un Hospital de Sangre. Recordaba que le ayudó a su madre a hacer un pozo en la tierra del corral para guardar las cosas de más valor.
Cuando fue la Brigada Campesina (republicanos), mi abuela fue a trabajar al hospital con ellos, le daban rancho militar y 10 pesetas al mes como a los soldados, les decían enfermeras. Lavaban las sábanas, a los heridos y resto de ropa del hospital, limpiaban las heridas de los soldados antes de que el médico los viese, los cuidaban. En Cedrillas en el hospital los médicos le enseñaron a leer y le dieron libros para su hermana. Un día iba con la ambulancia a por heridos. En Alfambra salieron de la ambulancia llena de heridos y enfermos y antes de subir los ametrallaron y murieron todos los heridos, fue un milagro que no muriera. 
La última parte de la guerra la pasó en Alcalá de la Selva, fue a trabajar a otro hospital (debajo había un refugio) hasta que los evacuaron ya que bombardeaban muchas veces. Fueron a Valbona, allí estuvieron un mes, dormían en paja de panizo, había mucha gente. Cuando entraron los nacionales, se fue, con su familia a Picasen (Valencia), salvo el hermano mayor que, con 17 años se fue voluntario a luchar por Granada y Jaén, fue carabinero y después de los maquis. Terminó en la cárcel en Mora y Albarracín (sobre medio año). En Picasen estaban mejor, ya que no había bombardeos y había fruta y cacahuetes, el pan no lo vieron. No sabían nada de su hermano mayor, murió su abuelo y su madre no pudo soportarlo más y se suicidó. Lo más triste es que ese mismo día llegó su hermano pero ya era tarde. Su padre iba de pastor y ella se encargaba de él y de los tres pequeños. 
Cuando terminó la guerra, después de pasar muchas calamidades en el viaje, regresaron a Cedrillas, no quedaba ni rastro de su casa y hubo que empezar de cero. Su hermano le había dicho que quemara todas las fotos que tenía de enfermera y la vinculaban con el bando republicano para evitar problemas. 
En el pueblo, a las chicas republicanas, empezaron a raparles la cabeza para que todo el mundo lo supiese, como también la buscaban, se asustó y se fue a Formiche con unos tíos durante un mes. Después se marchó a trabajar Zaragoza ya que a su hermano lo trasladaron a la cárcel de allí. 
En la posguerra pasó más hambre, alquilaron una casa y los de Acción Social, daban les rancho en la plaza para comer. Por las bombas que quedaron hubo muchos accidentes y se mutiló mucha gente.
Victoria García Valero (4ºB) 

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