La foto está captada desde el lugar en el que paso las tardes de estudio, en La Puebla de Valverde. Aunque no se aprecia, al fondo está el pico de Javalambre.
Esta foto la hice una tarde en la que llovía con mucho aire y las gotas de lluvia se quedaron caprichosamente en el cristal de la ventana de mi estudio. Fueron las primeras lluvias de la primavera y fueron muy significativas. Para mi esas gotas y esa manera tan salvaje de llover, reflejaron los sentimientos que albergaba en ese momento.
La tormenta no me dejaba ver el exterior, la belleza de lo que hay fuera. También el sentimiento de estar preso entre cuatro paredes estudiando cuando la naturaleza está sufriendo cambios extraordinarios; los campos empiezan a verdear, las primeras flores salen de sus capullos y los pájaros vuelan bajo la lluvia. Es esa falta de libertad, las obligaciones y la responsabilidad. Se observa la silueta de una antena y las casas, el cristal de la propia ventana, que para mí son el mundo capitalista y artificial que hemos creado y que aun así no nos satisface, porque preferiría estar bailando bajo la lluvia que enfrente del flexo.
Esta lluvia se llevaba consigo las últimas nieves que quedaban en las pistas, la prueba de que termina el invierno. El periodo más largo y nostálgico de Teruel.
Porque la lluvia no solo moja, también limpia y purifica. Renueva y hace renacer.
Noelia Arnau (1º Bachillerato)
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