Para poder preguntar a alguien sobre la guerra civil he ido a la residencia Turia.
Allí primero he preguntado a dos señoras
si me podrían ayudar. Me sorprendió porque al principio una de ellas me dijo que era muy pequeña y ya
no se acordaba y cuando vio que la otra no quería hablar dijo que no había
nacido aún. La segunda dijo que tenía 90 años y que no se acordaba. Pero a mí
me dio la sensación de que no quería acordarse. Rápidamente encontré un señor
gracias a la mujer que llevaba el bar. El señor se llama Manuel García. Tenía 13 años en la guerra civil
(aunque no estoy segura de si es al comienzo). Vivía en la Sierra de Albarracín,
en un barrio del pueblo de Terriente.
Era pastor y me cuenta que su pueblo se quedó entre dos bandos (nacionales y
republicanos). Ni él ni ninguno de su familia fueron reclutados por ellos. Sí
que dice que el marido de una de sus tres hermanas estuvo en la guerra y va a
cumplir 100 años.
Manuel me ha
contado muchas vivencias. La primera fue cuando los rojos bajaron al pueblo y
llevaron a 1000 ovejas, 80 machos y algún pastor. Al día siguiente bajaron los
nacionales y se llevaron prácticamente a todo el pueblo menos a una persona
para llevarlos a Murcia .Él, en ese episodio, estaba escondido en una alcantarilla
y no salió hasta que no dejó de oír tiroteos. Más tarde bajó un soldado
nacional y le amenazó con dispararle “si no mandaba a escaparrar”. Después la
gente volvió al pueblo pero no me ha dicho cuándo. Luego se acordó de un día en
el que los nacionales tenían la batería (cañones) en un prado y lanzaban cañonazos
a los rojos que estaban en la colina de enfrente. Tuvieron un fallo, les
estalló y murió un soldado. El jefe cogió a los responsables y les hizo fusilar en la pared de la iglesia. Él lo
vio todo y cuando le preguntó la del bar si se había tenido miedo,
se encogió de hombros, sonrió y dijo que
no.
En seguida se
acordó de un día en el que cayó un avión en el Algarbe. El piloto saltó con el
paracaídas y se quedó colgado de un pino con la pierna rota. Cuenta cómo los pastores corrieron para
intentar bajarlo mientras que al piloto
le daba un ataque de risa. Por lo visto se lo llevaron los nacionales y cree
que lo fusilaron.
Le pregunté si
sabía algo de maquis y me respondió que había un grupo donde nace el Tajo, dijo
que venía de Francia y que se dedicaban a robar
“Y al que los enfilaba, lo mataban”. Él no los llegó a ver, solo vio un
día una caseta hecha con maderas y se dio media vuelta por si acaso.
Cuenta cómo otro
día, cuando él iba a Royuela, apareció la aviación. M e dijo que parecía una
nube de polvo y que en seguida “se liaron a tirar bombas” y él se escondió bajo
una aliaga.
Por último me
contó las travesuras que hacía con las bombas. Solía escondérselas en el morral
y luego las tiraba para explotarlas. A veces las tiraba al río para pescar truchas
(dice que cogió un día hasta 50). También jugaba con un amigo a tirárselas el
uno al otro. No le explotaban en la cara de milagro. Un día, jugando, le prendió fuego a una en un corral
y como no explotaba se asomó si no se retira en el último momento no estaría
vivo. Dice que aun tiene las bombas
escondidas.
Manuel dice que
estos eran los peores momentos de su
vida: un padre en un bando, el hijo en el otro…. No quiere volver a vivirlos. Era muy simpático pero no le entendía casi nada.
Después de saber
todo lo que me contó ese señor me parece que fue una situación muy dura y unos
momentos muy malos de la gente quienes lo vivieron. Pero sobre todo lo que me
sorprendió fue que hoy en día mucha gente no quiere hablar de todo esto porque
algunos pertenecieron a unos bandos y otros a otros bandos, por eso creo que no
quieren hablar nada del bando contrario. Me pareció muy interesante saber la
vivencia de una persona que vivió la Guerra Civil.
Amnah Soail
(Parte del proyecto de Historia Oral de 4º ESO de Amnah Soail, alumna paquistaní que se ha acercado al pasado de un entorno cotidiano muy alejado de su cultura).