jueves, 24 de abril de 2014

HECHOS QUE HAN DEJADO HUELLA

Esta es la dura historia que nos ha contado mi abuelo Joaquín y que afectó tanto a su vida como a su familia. Todo empezó un 27 de marzo de 1937 en plena Guerra Civil, cuando mi abuelo tenía tan solo dos años. Era por la mañana y todos dormían en la casa donde actualmente está el cine Maravillas (calle San Miguel). En un ala de la casa estaban mi abuelo junto con su madre, Espertación, y en la otra parte sus tres hermanos: José de cinco años, María de cuatro y Antonio de tres. También se encontraban en otra habitación el hermano de mi bisabuela, llamado Paulino y su madre Ildefonsa. En la casa faltaba mi bisabuelo Adelaido, que debido a que pertenecía al bando republicano estaba preso en la cárcel y el hermano de mi bisabuela, Joaquín, que se había ido a trabajar temprano a la panadería. 
La mañana parecía tranquila pero sobre las siete se oyeron aviones y una bomba cayó sobre la casa. Solo se salvaron mi abuelo y mi bisabuela que por suerte no tuvieron ninguna herida. A partir de este momento, como estaban en zona de peligro mi bisabuela cogió a mi abuelo en brazos y con lo puesto se marchó caminando hasta Segorbe con otros refugiados. Mi bisabuelo y el hermano de mi bisabuela no supieron nada de ellos durante unos meses ya que después de llegar a Segorbe tuvieron que ir a Jaén en camiones.
Poco antes de terminar la guerra mi bisabuelo fue liberado y mi abuelo y su madre pudieron volver a Teruel. 
Al cabo de dos años, el 27 de marzo de 1939, las coincidencias de la vida hicieron que la hermana de mi abuelo, Maruja, naciese el mismo día en el que había ocurrido el bombardeo.
Desde aquel día de 1937 mi bisabuela Espertación cambió totalmente en cuanto a su carácter. Había sido una mujer muy alegre y activa. Sin embargo, a partir de ese hecho, la tristeza le superó y nunca se recuperó del todo. Cada vez que sentía un avión la angustia se apoderaba de ella. A pesar de esto, fue una mujer luchadora y fuerte que vivió hasta 1999, con noventa y tres años de edad.
Por último, quisiera comentar lo mucho que habría cambiado mi vida y la de mi familia si el bombardeo no se hubiese producido. La historia es buena recordarla para que no se vuelva a repetir. Nunca personas inocentes tuvieron que morir por la mala gestión de los gobernantes.
Judith Martín (4º B)

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