domingo, 20 de abril de 2014

RECUERDOS DE MI ABUELA

Cuando empezó la guerra en 1936, mi abuela Conchita tan solo era una niña de 9 años, a punto de cumplir los 10. Vivía en Teruel con su familia.
Durante la guerra, la familia de mi abuela vivía donde está ahora el Hotel Oriente, y para protegerse de los bombardeos construyó mi bisabuelo un túnel que cruzaba la calle hasta la casa que todavía hoy tiene las marcas de la guerra. Un túnel que tenía salida por las dos casas.
Mi bisabuelo tenía una empresa de construcción y uno de sus empleados denunció a los que en ese momento dominaban Teruel por ser facha, aunque él no lo era. Entonces, le tomaron preso y le trasladaron al Castillo de Mora de Rubielos y después a Valencia.
Mientras la guerra pasaba, sufrieron muchas necesidades, vieron cómo Teruel se destruía, por el centro todo eran montañas de escombros y muertos. Una vez, mi abuela iba con su madre y para protegerse la metió en un patio, y cuando se dio cuenta, estaba lleno de muertos. Mi abuela hasta día de hoy no ha podido quitarse esa imagen de la cabeza.
A consecuencia de todas estas cosas, decidieron irse a Valencia donde vivía toda su familia. Se fueron evacuados en camiones porque la situación en Teruel era peligrosa.
Ya en Valencia, mi bisabuela necesitaba mantener a su familia, y como sus familiares valencianos no les querían ayudar por miedo ya que estaba en la cárcel su marido, tuvo que trabajar en los cuarteles de los soldados, haciendo la comida. Mi bisabuela guardaba las peladuras de las patatas que sobraban para hacer tortillas en su casa con las que alimentar a mi abuela y a sus dos hermanos. 
Mi abuela junto con algunas amigas empezaron a ir a un sitio donde les daban merienda y estaban protegidas, mientras su madre trabajaba. Un día les dijeron que se iban de excursión y necesitarían algo de ropa. El día de la excursión, su madre se enteró que dónde se iban era a Rusia, no la dejó ir y la escondió. Algunas de sus amigas sí que se fueron. Pudo ser una niña de la guerra que emigraban a otros países y que después ya no volvieron.
Ya acabada la guerra, su padre salió de la cárcel y volvieron a Teruel. Se encontraron su casa desvalijada y se dieron cuenta de que la máquina de coser (Singer) la tenían unos vecinos suyos y la reclamaron hasta que se la devolvieron, así como con muchas de sus pertenencias. 
Fue muy difícil volver a empezar pero ya estaban todos juntos.
Alejandro León Gisbert (4º B)

No hay comentarios:

Publicar un comentario