La imagen fue tomada en el cerro de
san Ginés, en Teruel. En la foto aparezco yo, subida en un pilón, de espaldas a la puesta de sol, con el horizonte de fondo, con un cielo azul claro y tonos rojizos. Después de una pequeña caminata, descubrí que mis ojos no llegarían a alcanzar su totalidad hasta que el sol no se ocultara entre los pequeños cabezos. Es un sitio perfecto para admirar la naturaleza y para pensar, porque hay mucha tranquilidad. Cuando estaba arriba me acordé del cuadro
“Caminante sobre el mar de niebla” de Friedrich, pero con un ambiente idílico en vez de tormentoso, con un cielo despejado, de espaldas al paisaje, en vez de al espectador, al contrario de lo que ocurre en el cuadro anteriormente citado, además el paisaje del cuadro es mucho más abrupto.
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