“Al Manchara” en árabe significa “llanura seca”, pero La Mancha también tiene su zona húmeda, así que vamos hacia el sur y nos encontraremos con las Lagunas de Ruidera y al igual que el hidalgo, fotografiamos en nuestra retina cómo las alcarrias se encrespan, se enrevesan en riscos que se acaban convirtiendo en sierras y en una de ellas, la pastora Marcela, se entierra cuando un amante desairado se dio muerte (muy interesante el estudio de Concha Espina sobre las voces femeninas en El Quijote: figuras como el ama y la sobrina, la bella Dorotea, la recia Maritornes y esencialmente, Dulcinea, juegan un papel fundamental en la intención cervantina de dar paso a una nueva sentimentalidad en una época marcada por la Contrarreforma y el Patriarcado). También él se fue a la de Cambrón a hacer penitencia y así ser digno de su Dulcinea.
Recorriendo las Lagunas, hay un desvío en Ossa de Montiel (caminos de avance lento aunque espectaculares) y… la Cueva de Montesinos.
“Pidió don Quijote al diestro licenciado
le diese una guía que le encaminase a la Cueva de Montesinos
porque tenía gran deseo de entrar en ella…”
“Le pondría a la boca de la mesma cueva y le enseñaría las lagunas de Ruidera,
famosas asimismo en toda la Mancha, y aun en toda España…” (2ª parte, capítulo XXII)
Carmen García Royo
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