Apenas el magistrado había dado por terminada la sesión, los diputados, en su gran mayoría, se levantaron raudos. Muchos andaban apresurados y hubo quien corrió como aterrorizado. Empezaba el puente de la Constitución.
Desde el exterior se vio primero a los atletas que salieron en primer lugar, bajando por las escaleras de la entrada tomando verdaderos riesgos, como huyendo de los leones que custodian el edificio. Así, de forma similar a una manada perseguida por depredadores, salió la multitud, agolpados y con prisa, aunque no tanto como las primeras gacelas.
En el bullicio se oían chiflidos y gritos para hacer parar a los taxis. Todos iban trajeados con corbatas. Entre los trajes oscuros alguno lucía con un color beige llamativo.
Javier Minguillón Sánchez (4ºA)
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