sábado, 16 de abril de 2016

RUTA LITERARIA: Luces de Bohemia (VII)

Personajes

¿Quién es realmente Max?

Max es humano, es un personaje espléndido, tiene virtudes y defectos, no está exento de contradicciones. En Max hay una perpetua síntesis de humor y queja, orgullosa dignidad (cuando se enfrenta a los policías ante la buñolería modernista) y mezquina indignidad (al aceptar una pensión vitalicia que le ofrece el ministro), conciencia de mediocridad y sentimiento de frustración. Ridículo o patético, furioso con la injusticia social, crítico, mordaz o profundo. No se trata de un personaje noble en su totalidad precisamente, pero sí humano. Su ceguera no le impide ver el sufrimiento del pueblo y las injusticias.
La degradación de Max sintetiza el enfrentamiento de dos mundos: el de la bohemia como marginación voluntaria y el del poder indiferente y egoísta ante las penalidades del pueblo. Max es estafado por Zaratustra, engañado por don Latino, encarcelado, vende su dignidad al ministro. Incluso su muerte será confundida primero con una borrachera y finalmente, se le pretende evitar la gloria de la tragedia, con una catalepsia diagnosticada por un pretencioso e insensible Soulinake.
En él, Valle volcó, consciente o inconscientemente, muchos rasgos de su compleja y extravagante personalidad:
"Este que veis aquí de rostro español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: D. Ramón de Valle Inclán".
¿Pero en quién pensaba Valle cuando modelaba a Max?
Posiblemente en Alejandro Sawa.

¿Alejandro Sawa?

¿Quién es? Aparte de ser un trasunto de un personaje real, Alejandro Sawa fue uno de los personajes célebres de aquel Madrid de la Bohemia, de los cafés y de las madrugadas canallas.
Nació en Sevilla en 1862 pero tras pasar por distintas ciudades, se afincó en Madrid colaborando en diversos periódicos. En París conoció a una mujer, Jeanne Poerier, trabó amistad con Víctor Hugo y luego viajó a Londres y Ginebra. Pero también llega el tiempo de la miseria y la enfermedad. El poeta se queda ciego, subsiste como puede y pide ayuda a los amigos. Uno de ellos es Rubén Darío, quien no contesta a sus peticiones de ayuda. Tras el desengaño provocado por el silencio de Rubén Darío, Sawa le escribe exigiéndole el dinero que le debe por haber hecho "de negro" en algunos artículos de prensa.
El bohemio que vivía y moría por y para la literatura, siguió siendo venerado por los jóvenes autores hasta que su trágica muerte y el paso de los años fueron cercando su figura de olvido.
Al final, su salvación llegó al convertirse en protagonista- héroe novelesco de la obra de Valle Inclán. Por eso aún sigue vagando por la noche madrileña por los escenarios como el personaje más esperpéntico valleinclanesco.

¿Y Don Latino?

Don Latino, en cambio, encarna al antihéroe, y como tal es “la contrafigura de Max-Sawa”. Este personaje debe entenderse como un desdoblamiento de la personalidad del protagonista. Si Max representa la parte más noble, Don Latino es lo que en su vida hubo también de desengaño y sablazo. Animalizado como el perro lazarillo de Max, actúa al principio como escudero del protagonista y es en definitiva el fantoche con que Valle hace caricatura de la bohemia. Don Latino es un tipo miserable, desleal, cínico, embustero, encanallado, insensible ante las penurias de Max. Llega a robarle la cartera, con el décimo premiado, en el momento de su muerte e, irónicamente, este miserable es el personaje favorecido por la fortuna.
También presenta una simbología mítica: la de Virgilio guiando a Dante-Max por los infiernos madrileños, o el lazarillo guiando y engañando a su amo ciego.
Pero creo que en verdad y a pesar de todo, Don Latino admira a Max y le quiere con respeto intelectual.
Esta obra aunque se realizó por entregas en 1920, debido a las sucesivas censuras se estrenó en 1970.
Según Marcos Ordóñez:" En Valle hay una fuerza que surge del lenguaje. Y a pesar de la miseria reinante, sus palabras hechas diálogo nos transmiten una alegría profunda, explosiva, expansiva como en las grandes tragedias porque su lenguajes está lleno de quiebros, con paradas de esgrima, con estocadas; un lenguaje que hace cimbrearse y culebrear a los cuerpos y a las voces y nunca nos deja indiferentes."
Como tampoco el paseo nocturno con Max y Don Latino. ¡Te lo aseguramos! Y si queréis más detalles.
Serafín Aldecoa y Carmen García

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