Si alguien cree que muy pronto las máquinas serán más inteligentes que el ser humano, siga leyendo el resto del párrafo:
En un solo milímetro cúbico de nuestro cerebro hay unas 40.000 neuronas y 1.000 millones de conexiones de fibras nerviosas. En cada conexión se transmiten trenes de impulsos eléctricos variables en intensidad e intervienen más de 30 productos químicos diferentes.
Las neuronas más grandes llegan a tener más de 60.000 conexiones con otras 600 neuronas. En todo el cerebro el número de neuronas supera los 100.000 millones, con más de 100 billones de conexiones (1014) o para entenderlo mejor: 100 millones de veces un millón y si se pusieran en línea recta todas las fibras nerviosas del cerebro, abarcarían una longitud de 400.000 kilómetros, o lo que es igual a 10 veces el perímetro de la Tierra, por el ecuador, o un poco más de distancia que de aquí a la Luna.
Si la complejidad fuera simplemente una cuestión de cantidad de conexiones, tal vez se pudiera pensar que las máquinas serían pronto inteligentes, pero la realidad es bien distinta: Las redes neuronales artificiales demuestran que su respuesta empeora a medida que se aumenta el número de neuronas y de conexiones. A partir de cierto límite intervienen demasiadas características como son el número, la distribución, la cantidad de capas…
Bueno, es un honor pertenecer a la raza humana y el resto es ciencia ficción.
El cerebro humano es demasiado complejo para poder ser imitado por máquinas, ya que, aunque se conozcan todas las conexiones neuronales y su longitud (100 billones de conexiones, que equivalen a 400 millones de kilómetros extendidas en línea recta), no se lograría alcanzar y copiar todas sus características, como son la distribución, el número de conexiones múltiples, la cantidad de capas cerebrales, la diferenciación de impulsos electroquímicas en la transmisión nerviosa y la cantidad de sustancias bioquímicas que funcionan (proteínas, neurotransmisores, enzimas, hormonas, retromensajeros,…).
Por otra parte, intervienen gran cantidad de productos químicos que actúan en trenes neuronales donde circulan cargas eléctricas de intensidad variable. Sabiendo esto, pensamos que es imposible, por el momento, crear un circuito similar, de forma artificial, con esta compleja estructura.
José Vilches y Vanessa Tena. Alumnos de Psicología. 2º Bachillerato de CCSS
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