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OFICIOS
Pasó por diversos momentos personales difíciles, propios también de la situación política. Participó como periodista en la prensa local (Euskadi, El Nervión, El Liberal, El Pueblo Vasco) pero, a veces, se sentía perdido en el oleaje. “Náufrago del oleaje de dos lenguas tremendas y sutiles, en una trágica lírica vasco española, flor, luz, rara de bilbaíno progresista retrógrado, férreo liberal, carlista comunista, católico anticristista”. Así ve Juan Ramón Jiménez a Basterra, lleno de paradojas, nadando en su particular naufragio. “No conozco poesía rejional”, dice JRJ, “de lucha más honda con el español”. Basterra –náufrago de la lengua- aunque se encuentre en Bucarest, en Roma o en Caracas, escribe desde Bilbao, “desde los límites de la latinidad”, según Juaristi. Basterra –náufrago de nacimiento- llega muy tarde para inscribirse en la generación de su maestro Unamuno (la del 98) y demasiado pronto para engancharse en la del 27.
Pero el peor naufragio de Basterra, el que le llevará al abismo, es la locura, la enfermedad que condiciona su vida, muriendo muy joven.
El último 18 de octubre, el movimiento Social Republicano realizó un acto en su honor “idei eta balentri bat, aberriko” (De la patria, una idea y una hazaña).
No es menos célebre la diatriba con Millán Astray, jefe de la legión, que ante su “¡Viva la muerte!”, Unamuno hace una loa a la vida y, furioso Millán Astray, grita: “¡Muera la inteligencia!”, a lo que el escritor le responde: “No, viva la inteligencia…convencer significa persuadir y para ello necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”, lo que acabó con la expulsión del rectorado y con arresto domiciliario.
Unamuno es considerado como uno de los predecesores del existencialismo como doctrina filosófica que luego se extendería por toda Europa. De él, el día de su muerte, Antonio Machado dijo: “Hoy Unamuno ha muerto repentinamente como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo”.
El Ayuntamiento de Bilbao le dedica un homenaje anual en su plaza pero a su muerte fue un poco denostado y olvidado por los dos bandos que se enfrentaron en la Guerra Civil.
Carmen García Royo
Tras el paso de los años, enorgullece a la ciudad contar con ellos, pero en su momento hubo una gran polémica. Desde fuera eran vistos como demasiado católicos y conservadores en sus inicios y muy enraizados al terruño. Desde dentro eran considerados como “poco vascos” si ampliaban su campo o se marchaban de la ciudad en busca de nuevos horizontes.
Por ejemplo, Juan de Larrea nace en la calle Henao de Bilbao un 13 de marzo de 1895, estudió en la universidad de Deusto donde coincidió con Gerardo Diego, pero enseguida marchó a París donde convivió con César Vallejo, Juan Gris, Luis Buñuel (adaptó al francés un texto de Larrea “Ilegible hijo de Flauta” y preparó un rodaje del aragonés que no llegó a realizarse).
Fue por ello desconocido en su tierra e incluso en España, aunque hoy es considerado como el mejor poeta de la vanguardia española. Influyó notablemente en Lorca (“Poeta en Nueva York”) y en Rafael Alberti (“Sobre los ángeles”) y Aleixandre (“Pasión de la tierra”).
Quizás ganó adeptos en su tierra de origen por el papel que desempeñó en relación con el Guernica de Picasso.
En 1937, el Gobierno de la República le nombra secretario de la Junta de Relaciones Culturales, agregada a la embajada de España en París desde la que establece contacto con Picasso, al que se le había encomendado la realización de un gran mural para el pabellón español de la Exposición Internacional cuyo título era “Guernica”, el nombre de la villa foral vizcaína bombardeada por la aviación alemana y que será exhibido en la Exposición de Nueva York de 1939, cuyo pabellón español dirigirá Juan de Larrea.
Concluida la contienda, Larrea, tras asistir en París a la muerte de César Vallejo en 1938, se exilia a México. En 1949 se traslada a Nueva York, becado por la Fundación Guggenheim primero y más tarde por la Bollingen Foundation. En 1955 es invitado por la universidad argentina de Córdoba para que se incorpore a su claustro docente muriendo allí el 9 de julio de 1980, considerado actualmente más como un “poeta de culto”.
Carmen García Royo
Nos lo pasamos genial y aprendimos muchas cosas.
En la Biblioteca Nacional yo me esperaba ver libros, libros y más libros y en cambio no vimos casi ninguno.
Fue muy interesante porque a pesar de que ya estábamos muy cansados la mayoría, pusimos muchísima atención a las explicaciones.
Cuando fuimos a comer nos dejaron dos horas para estar por la calle peatonal de Preciados y alrededores. Fue un día de lujo haciéndonos muchas fotos con todo el mundo.
Mereció la pena las cuatro horas y media de viaje de ida y vuelta.
A todos los organizadores del viaje, gracias por hacer que un año más nos vayamos de excursión a pasárnoslo bien y mientras tanto a aprender.
Sofía Odena Máñez
Nos habló un misionero que trabajó en África desde 1960 y destacó la explotación de las sociedades internacionales que producen aún más pobreza en estos países. Después de proyectarnos unas presentaciones sobre África, tuvimos un rato de diálogo e intercambio de experiencias con él. Ahí se reunían en equipos de personas de varios países y la tarea más difícil era aprender las distintas lenguas y costumbres de África. Ha sufrido enfermedades, como la malaria, e incluso perdió un ojo en un accidente. Nos resultó llamativo cuando dijo que nosotros tenemos necesidad de África, refiriéndose a que tenemos mucho que aprender de la forma de vida de los africanos: “Ellos no se preocupan del tiempo, sino que intentan vivir lo mejor posible con lo poco que tienen y mucho más felices que nosotros teniendo mucho.”
Esta charla nos ha hecho reflexionar sobre cómo somos y cómo deberíamos ser.
María Peralta y Rosa Gasque