A todos las
mujeres y hombres que entienden
que la igualdad
es asunto de todos.
Y que en temas de igualdad
¡ NI UN PASO
ATRÁS !
ni siquiera para
tomar impulso.
De Sira a Amalia Garayoa
De María Dueñas a Julia Navarro
De "El tiempo entre costuras" a "Dime quién soy"
Ahora que ya se
han atenuado los destellos fulgurantes de las audiencias televisivas, en los 11
capítulos de "El tiempo entre
costuras", y una vez pasada la gala
de los Goya donde la alfombra roja se sintió inspirada por el
"vintage" de los años 40, no puedo por menos que hacer una
apreciación general de la serie y comparar a su protagonista con otra mujer y
espía arriesgada también, pero en unas situaciones más duras y por supuesto con
menos luminosidad.
Sira (Adriana
Ugarte) embelesa a la cámara y ella, a su vez, le mima y le adora en todos sus movimientos,
esto y los escenarios auténticos le daban un halo de realidad que aterciopelada
por unos personajes entrañables, hicieron de esta serie un espacio de máxima
audiencia. Pero yo al leer la novela me la imaginaba con menos
"glamour", más superviviente y entre líneas disfrutabas y sufrías por
todo el entramado del espionaje tan complicado al que la protagonista tenía que
responder, y hasta sentías su latir en cada
una de las aventuras; en cambio con la imagen delante, era todo tan amable que
casi parecía "como" de ficción.
La otra mujer de "corta y rasga" en este dúo, que también
era espía pero en sus correrías fue
abarcando más espacios: Moscú, El Cairo,
París, México, Buenos Aires ... se llama Amalia Garayoa ("Dime quién
soy").
Comienza esta
historia con un encargo dirigido a Guillermo (periodista) por parte de su tía
Marta para que investigue la existencia
de su abuela (Amalia Garayoa), recopile todo que haya sobre ella y reconstruya la historia en un libro. Ella le irá
dirigiendo con quién y dónde tiene que entrevistarse para ello, dirección que
luego pasa a las primas hermanas de la investigada, unas abuelitas muy
interesadas en que el asunto siga adelante, y que tienen todos los contactos tan al milímetro calculados que te da cierto
aire de irrealidad. La vida de esta mujer entre la saga familiar no había sido
apenas mencionada desde que huyó abandonando marido e hijo por ideales y por
amor poco antes de la Guerra Civil,
dejando atrás una vida burguesa a cambio
de una existencia misteriosa y clandestina.
Junto a Amalia
van desfilando personajes que influirán emocional e ideológicamente en ella,
sin los cuales no podría haber llevado a cabo esa doble vida, ni haber salido
indemne de algunos de sus trabajos: Pierre (por el que abandona a Santiago, su
marido), Alberto (periodista norteamericano), Max (general alemán), su prima
Laura, su incondicional Edurne... puntales que entre unos y otros le ayudan a
recomponer un puente entre sus dos vidas: la acomodaticia de Madrid y la dura y
arriesgada de espía.
Pero Amalia a
pesar de las dificultades, las torturas físicas a las que es sometida en sus detenciones, lo
peor que soportó fue el lastre interior que durante toda su vida arrastrará como mujer y madre, escuchar su propio debate
interno por haber abandonado a su hijo Javier; y más tarde la culpabilidad también
de haber dejado invalido a Max en un atentado organizado por ella con el cual
se sentirá en deuda, y al que dedicará gran parte de sus años posteriores en su
cuidado..
A lo largo de
casi mil hojas, no te queda ni un momento de respiro, porque no es historia de
grandes descripciones pero sí de una acción continuada y de un trasiego hasta
la extenuación.
Recuerdo que
cuando terminé de leerla, pensé esto sí que es un libro de intriga y emoción
lleno de dramatismo y con una mujer fuerte bamboleada tanto por los nazis como
por los comunistas.
Sira al lado de
Amalia se queda en una aprendiza ante las aventuras de esta trepidante mujer.
Pero luego sí que he vislumbrado otras diferencias y creo que ya he encontrado el equilibrio entre las dos
protagonistas.
A "Dime quien soy" le salva de no ser pesadico el que Amalia
Garayoa sea una mujer de muchas aristas pero de sus casi mil páginas quizá le sobrarían unas cuantas. En muchos momentos
es dibujada casi como un ser entre Juana de Arco y Matahari. Una
"superwoman" que abarca todo lo que le proponen e incluso al final se
basta ella sola para trabajar y cuidar a
Max recluido en una silla de ruedas.
Un personaje de
libro porque en la vida real no sabemos si se hubiera salvado de tantas situaciones extremas pero te
mantiene en vilo, y el título es un juego de palabras acorde con el
impredecible final, además de que a lo largo de la novela vamos vislumbrando
cómo la autora nos pinta un excelente retrato de la historia del siglo XX.
¿En qué se parece
a Sira? Las dos fueron valientes, lo dieron o perdieron todo por amor pero por
origen Amalia era culta, políglota, burguesa. Por contra, Sira era autodidacta,
clase media-baja, pero despierta,
observadora y sabiendo muy bien jugar su baza femenina. A ambas las arroparon
los que las rodearon para cumplir los objetivos previstos, incluso hay una de
las amistades en ambas muy similar que marcará sus vidas. En el caso de Amalia fue su amiga cantante de ópera Carla
Alexandrini y a Sira la que le servirá para introducirse entre la alta sociedad
y poner el taller a disposición de sus propósitos será su encantadora amiga, Rosalinda Fox, amante de
Beigbeder.
Pero Amalia siempre estuvo sola aún con un hombre al lado y con pocas
relaciones sociales , sin manos que la arroparan; en cambio Sira siempre estuvo
acunada por mujeres que formaban parte
de su vida y que sin ninguna explicación
estaban ahí, además de su
"vecino" y el policía
que la descubrió tras el abandono de su primer
amante.
También pensé que
qué insatisfacción les llevó a ambas a renunciar a lo que tenían. ¿Podían ser
las madame Bovary del siglo XX? Pero por supuesto con una proyección
diferente: Enma no gozaba de ninguna complicidad femenina, no buscaba mejorar
las condiciones de las mujeres que la rodeaban, en cambio estas dos protagonistas no solo buscaban
"lo suyo" sino que luchaban por los ideales que repercutirían en todo
el tejido social.
Terminas ambos libros empatizando con una y con otra, es como haber
viajado de puntillas por todos los entresijos del devenir histórico y habiendo
hecho un seguimiento del enriquecimiento personal que cada una va alcanzando junto a una
madurez serena, pero "El tiempo entre costuras" tiene una prosa más
cuidada, una trama mejor construida sobre unos cimientos más creíbles y la
ambientación te seduce por ese origen árabe
que llevamos todos en el ADN de nuestros cromosomas, heredados de
nuestro "abuelo 33" siglos ha. Y también a Sira la sentimos más real,
más cercana, más nuestra y para muchas personas todavía más tras haberla conocida en imágenes televisivas.
Me han dicho que
la serie televisiva ha disparado la venta de máquinas de coser y los libros,
¡¡¡Buena promoción si así se despierta el afán lector!!!
Por eso ¿para
cuándo otra serie como "Dime quién
soy"?
¡¡Atenta, Julia
Navarro!!
Carmen García Royo
Nota: A pesar de las comparaciones y de otras visiones posteriores
sobre el tema, sigo avalando el
comentario que elaboré sobre "El tiempo entre costuras" el
10-enero-2011 en este mismo Blog, sección ELECTURAS