Una playa… ¿jamaicana? Es igual, mientras sea de una isla del Caribe y haya muchas palmeras. Estoy sola en la playa, tumbada sobre la toalla y bajo una palmera, para que el sol de la tarde no me moleste. Llevo el pelo recogido. ¿Dije recogido? ¡Si nunca lo llevo así! Pero, por lo visto, en esta ocasión lo llevo recogido en una coleta, trenzas incluidas. De repente, mientras observo el mar desde mi vegetal escondrijo, oigo música tras las palmeras. Parece música de Bob Marley, y que celebran una fiesta. Desearía ir, pero se está tan a gustito tumbada bajo la palmera, con la brisa marina… De repente, siento algo. En esa playa falta algo. Y también siento deseos de encontrarme con la gente de la fiesta, la gente que se divierte… Pero algo me impide levantarme, quizá la vergüenza por encontrarme con gente desconocida o el que me manden al carajo…
De repente, se para la música. Despierto. Debió de ser un sueño, pues aparecí sentada en el suelo de mi habitación y el ordenador entre las piernas.Susana Beatriz Montesinos Torres, 1º de Grado Medio SMR
El mar , la playa me sugiere uno de los poemas de José Hierro a quien tuve la suerte de conocer , en el café donde normalmente escribía y se inspiraba, aún lejos del mar, de su mar , él sabía a mar...
ResponderEliminarEsta poesía es grande y hermosa como el infinito océano:
Poema Despedida Del Mar de José Hierro
Por más que intente al despedirme
guardarte entero en mi recinto
de soledad, por más que quiera
beber tus ojos infinitos,
tus largas tardes plateadas,
tu vasto gesto, gris y frío,
sé que al volver a tus orillas
nos sentiremos muy distintos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.
Este perfume de manzanas,
¿de dónde viene? ¡Oh sueño mío,
mar mío! ¡Fúndeme, despójame
de mi carne, de mi vestido
mortal! ¡Olvídame en la arena,
y sea yo también un hijo
más, un caudal de agua serena
que vuelve a ti, a su salino
nacimiento, a vivir tu vida
como el más triste de los ríos!
Ramos frescos de espuma… Barcas
soñolientas y vagas… Niños
rebañando la miel poniente
del sol… ¡Qué nuevo y fresco y limpio
el mundo…! Nace cada día
del mar, recorre los caminos
que rodean mi alma, y corre
a esconderse bajo el sombrío,
lúgubre aceite de la noche;
vuelve a su origen y principio.
¡Y que ahora tenga que dejarte
para emprender otro camino!…
Por más que intente al despedirme
llevar tu imagen, mar, conmigo;
por más que quiera traspasarte,
fijarte, exacto, en mis sentidos;
por más que busque tus cadenas
para negarme a mi destino,
yo sé que pronto estará rota
tu malla gris de tenues hilos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.
Gracias por permitirme aportar este granito de arena a tu trabajo Susana.
Un abrazo
Sonsoles Moreno