jueves, 10 de noviembre de 2011

REFLEXIONES DE LA VIDA

Escultura de Juan Muñoz

Quiero, tengo, son las únicas palabras que se oyen últimamente, mucho más ahora, cuando se acerca la navidad y todo el mundo está ya pendiente de qué quiere que le regalen.
Pero sé que esto no ha sido siempre así, no ha podido ser siempre así.
¿Adónde vamos a llegar ahora, cuando la gente aprecia más una tele en su habitación a una buena amiga a la que poder llamar y hablar durante horas?
¿Qué haremos cuando estemos mal, cuando necesitemos hablar con alguien, contarle todos nuestros problemas? ¿Ver esa súper tele nos solucionará los problemas? No.
Mis tíos y todos ya me están preguntando qué quiero para navidad porque no saben qué regalarme, ¿por qué?, porque no saben nada de mí, qué me gusta, qué no.
Por eso lo que me gustaría pedirles sería que en primer lugar, intentaran conocerme, porque eso es lo que más quiero en este momento. No una súper tele, o una súper algo, quiero sentir que la gente a mi alrededor me conoce, que puedo hablar con ellos, hablarles de mis inquietudes.
Porque podré conseguir una súper tele siempre que quiera, pero una persona que me conozca y con la que pueda hablar... eso no se consigue todos los días. Eso hay que ir cultivándolo poco a poco.
Estoy escribiendo todo esto en primera persona, y no porque todo esto me pase a mí que también, pero creo que ahora mismo, en esta sociedad, todo el mundo podría sentirse identificado con esto.
Porque la gente en nuestros días es una materialista, que no piensa en qué pasará cuando todos esos objetos dejen de tener importancia, cuando la época de la amistad y la felicidad resurja... ¿qué harán entonces aquellos que nunca le han dado importancia a esas personas que han estado o intentado estar cerca de ellos?
No puedo ni quiero pensarlo, porque sé que la respuesta no sería agradable, ni para mí, y no porque me identifique con este tipo de personas, ni para nadie.

Marta García Bugallo (3ºESO)

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