¡¡Namaste!!
La rutina también llega a Katmandú y aunque
casi todos los días hay algo nuevo que hacer o que descubrir, durante la semana
ya tenemos totalmente el horario establecido y cada voluntario hace su trabajo
en los proyectos asignados. Yo he
decidido que esta semana será la última en el asilo porque me apetece ver cómo
funcionan los otros proyectos y a ellos les dedicaré mi última semana aquí.
El orfanato está siendo más divertido que
antes. Ya conocemos a los niños y tenemos
más complicidad con ellos. Resulta muy
gracioso ver cómo se aprenden las canciones en castellano que les enseño para
jugar a la comba o a la pelota. Carmen García
me dio el libro de Dónde está Wally para
los niños y ha sido un éxito total. Os envío
una foto para que veáis a todos ellos tratando de encontrar a Wally. Tanto les ha gustado, que a los pocos días
les lleve otro libro para aprender inglés que mostraba, por ejemplo, una
habitación y debajo ilustraciones pequeñitas de mobiliario de dicha habitación
con sus nombres en inglés, y ellos, en lugar de leer los nombres de las cosas,
trataban de encontrar dónde estaba cada parte del mobiliario en la habitación,
a modo de un nuevo Dónde está Wally.
Uno de los días estuvimos rezando. La experiencia fue genial. Todos los niños, hasta los más pequeños
cantando y siguiendo las órdenes del coordinador. Hasta los más pequeños rezaban
entusiasmados. Todos son hinduistas.
El viernes fuimos a Patan, que es casi un
suburbio de Katmandú separada solo por el rio Bagmati. Su plaza, Durbar, es espectacular y tiene
rinconcitos que merece la pena descubrir.
El sábado fuimos a Swayambhunath o Templo de
los Monos, por la cantidad de estos animales que lo habitan. El ambiente místico en este templo se acentúa
por la mañana y por la noche, cuando los devotos realizan una vuelta ritual a
la stupa, haciendo girar las ruedas
de oración colocadas en la base. Es un
lugar perfecto para admirar la puesta de sol sobre Katmandú. Este lugar ha sido escenario de muchas
películas rodadas en esta ciudad. Un
buen ejemplo es la película de Iciar Bollain,
Katmandu un espejo en el cielo.
Como curiosidades culturales que a veces
llevan a algún malentendido, en Nepal y también en La India, negar con la cabeza
quiere decir sí. Además, hay que entrar
a todos los lugares descalzo. Yo a esto
no me acostumbro demasiado porque todo está tan sucio que los calcetines acaban
negros. Tampoco se puede tocar ni besar
a las personas. Es decir, cuando te
presentan a alguien debes saludar juntando las manos con gesto de rezo e
inclinar ligeramente la cabeza. Pero,
sin duda alguna, lo que menos me gusta de esta cultura es el regateo. Para todo tienes que regatear y recomiendan
que pagues la mitad o menos del primer precio que te dicen. Es una lucha constante y sientes que te engañan,
pero la verdad es que es su cultura.
Espero no llegar al instituto descalzándome y recordar que cuando tome
algo en un bar tengo que pagar lo que me piden.
Ya va quedando menos, pero aquí he aprendido
a vivir el momento, así que eso no hay que pensarlo. De todas formas os echo de menos por lo que
tampoco está mal que se acabe.
Eva Caldú