Solo y triste como un perro abandonado,
tirado en la fría noche
mientras el viento movía mi pelo.
No podía ver nada más lejos que a escasos dos palmos.
Ante las adversidades de un mundo cruel y avaro.
Lleno de esperanzas rotas y desconsuelos.
Pensando una y otra vez en aquello.
Por un momento pensé que llegó mi hora y
que nunca la volvería a ver jamás.
Alejandro León Gisbert de 2SA
No hay comentarios:
Publicar un comentario