sábado, 21 de marzo de 2009

ME GUSTARÍA NO HABER ESCRITO NUNCA ESTA REDACCIÓN (Recuerdos de guerra)


Quiero decirte que no es la primera vez que escribo o digo que mi generación no hizo la guerra; no fue protagonista de ningún hecho bélico, pero sí sufrió sus consecuencias, tanto de su desarrollo como de las que de la misma se derivaron. Consecuencias que empecé a conocer con la entrada de los anarquistas en la población (un pueblo del Bajo Aragón), en la que se implantó uns situación de terror, deteniendo a los por ellos calificados como fascistas y asesinando a varios de ellos, que al final sumaron más de setenta, entre los que se contaban veinte sacerdotes y los padres escolapios que fueron mis profesores en el colegio. (...) También llegaron huyendo de Zaragoza un buen número de dirigentes anarquistas y republicanos, que hablaban de los crímenes cometidos por los fascistas, tanto en la capital aragonesa como en los pueblos en que éstos dominaban, con lo que se podía comprobar que en los dos bandos en la guerra se cometían hechos reprobables e inadmisibles.
Por entonces se abrieron escuelas nacionales en las que comenzamos el nuevo curso con maestros venidos de Teruel. Yo volví al convento de Escolapios, en donde además de la enseñanza primaria recibimos adoctrinamiento y aprendimos cantos como La Internacional, Hijos del pueblos...
Las clases duraron pocos meses en mi escuela, pues así como los militares iban ocupando parte del convento de Escolapios, las aulas se convertían en cuarteles y, al final, nos echaron totalmente. Sin embargo, otros centros escolares continuaron con sus clases. Ello hizo que nos refugiáramos en los locales de los Pioneros Rojos, de las Juventudes Socialistas Unificadas, con un grupo de amigos (...) donde teníamos incluso sesiones de cine con documentales sobre la Unión Soviética y los desfiles en la Plaza Roja presididos por Stalin. (...)
Aún tardaría en finalizar la guerra civil, que para gran parte de los españoles no terminaría el 1º de abril de 1939, que se proclamaba como día de la victoria, pues la tragedia continuó más allá de aquella fecha, para muchos muriendo en los paredones, sufriendo encarcelamientos o padeciendo el dolor de tener que dejar el suelo patrio, abandonando en esta tierra sus más hondos sentimientos y afectos.
Rubén Burillo López (4ºC)

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