miércoles, 21 de noviembre de 2012

KATMANDÚ II



El día siguiente después de mi llegada, fui al asilo y me impactó tanto que pensé en no volver.  Los abuelitos no pueden hacer nada por sí mismos.  Muchos se quejan y no les entendemos.  Huele fatal y las tareas a desarrollar son las de un enfermero o auxiliar: les bañamos, les cambiamos, limpiamos la habitación y sus camas, les damos de comer, lavabos la ropa, etc.  Después de observar y asimilar me di cuenta de que si los demás que estaban allí podían hacer eso por qué yo no, así que decidí continuar colaborando en ese proyecto.  Además, soy profe, y ya doy bastantes clases...
Por la tarde fui al orfanato.  Los niños que hay allí son hijos de presos.  Cualquiera pensaría que dado lo que habrán visto en casa, pueden ser niños agresivos o con mal comportamiento.  Bien, pues es todo lo contrario.  Son geniales, siempre sonríen, te abrazan y te quieren desde el primer día, te obedecen y transmiten un montón de buenas sensaciones.  Con ellos jugamos y leemos.

El fin de semana aquí es jueves y viernes y yo llegué un miércoles así que el fin de semana para mí llegó muy rápido.  Durante esos dos días no se realizan trabajos de voluntariado por lo que junto con algún voluntario más, lo dedicamos a hacer turismo.  El primer contacto con Katmandú es una experiencia sumamente intensa, una sobredosis de monumentos, sonidos, colores y olores que pueden saturar los sentidos. Actualmente en Nepal hay democracia, y gobierna un partido comunista, los rebeldes maoístas. Al tratarse de la ciudad más grande del país suele paralizarse por protestas políticas, cortes de electricidad y atascos de proporciones apocalípticas. De momento yo solo he vivido alguna manifestación, muchos atascos y cortes de electricidad establecidos por el Gobierno y planificados por horas y calles, es decir, en la calle donde yo vivo no hay luz ningún día de 17 a 21 y los fines de semana cambia el horario.

Independientemente de esto, los turistas no se suelen ver afectados por ninguna revuelta y aquí te sientes muy seguro.  Supongo que esto se debe a sus gentes y su cultura que en todo momento tratan de ayudarte.
Eva Caldú
 

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