Con motivo del anual intercambio entre centros docentes y para fomentar el desarrollo de otros idiomas aparte del nacional, los alumnos interesados del IES Segundo de Chomón, que cursamos la asignatura de Francés entre 3º y 4º de la ESO, partimos el sábado 12 de marzo hacia Cahors, acompañados por tres profesores. Estuvimos toda una semana residiendo en casa ajena, junto a familias desconocidas; una semana que nos sirvió para practicar el idioma francés, vivir experiencias inolvidables y hacer nuevos amigos, y también para motivarnos y dejarnos cautivar por Francia, sus paisajes y su gente.
Como era de esperar la bienvenida fue algo tensa, aunque muchos ya teníamos experiencia del año pasado es difícil encontrarse tan de frente con un extraño, pero cenar todos juntos antes de retirarnos a nuestras casas sirvió como excusa para conocer un poco a nuestros correspondientes. Cabe decir que algunos repetían ansiosos y el reencuentro fue maravilloso. Nos despertamos al día siguiente tras un largo y merecido descanso con la incertidumbre de qué hacer en una casa que apenas conocíamos, pero el miedo y la vergüenza se disiparon como un suspiro en cuanto nos empapamos de la hospitalidad de “nuestras familias”. Por la tarde fuimos varios a ver un partido de rugby y así estrechar lazos. El lunes nos recibieron en su instituto, el Lycée Clément Marot, brindándonos un apetitoso desayuno para continuar con las exposiciones de unas alumnas del centro sobre la vida en su ciudad. Después, los españoles nos desplazamos hasta Rocamadour, un vertiginoso pueblo encajado a la espalda rocosa de un monte que pervive en su leyenda. El martes llegamos a la ciudad medieval de Figeac y luego nos aventuramos a penetrar en las grutas de Pech Merle, donde reconocimos entre las estalactitas alguna silueta de buey o de mamut pintada por artistas prehistóricos, hace más de veinte mil años. El miércoles descansamos del autobús para conocer una clase francesa en primera persona y después visitar el propio Cahors. Cruzamos el puente Valentré y encontramos la figura del mítico y travieso diablo subido a lo alto de una torre. Seguidamente estuvimos merodeando por el rastro de antigüedades que cada mes se establece en la plaza Gambetta con reliquias que albergan en su aspecto de chatarra un misterioso poder atrayente. Más tarde volvimos con los franceses para comer todos juntos y pasar el resto del día juntos. El jueves inspeccionamos los laboratorios de cosméticos Phyt’s, en Caillac; y después fuimos a cansarnos y a pasarlo bien en Cap Nature. Allí trepamos por los árboles, nos colgamos de las tirolinas e hicimos una amistosa guerra de paintball en la que nadie salió perdiendo. Ya por la noche cenamos todos juntos para despedirnos hasta octubre, en que los amigos franceses nos devolverán la visita.
Espero que esta actividad continúe porque es maravillosa y pedagógica, y aún espero con mayor tesón que las relaciones hispanogalas no se queden en el olvido.
Héctor Montón Julve, alumno de 4º ESO del IES Segundo de Chomón (Teruel)
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