El pasado miércoles 5 de marzo,
los alumnos del IES Segundo de Chomón tuvimos la oportunidad de viajar a la
ciudad de Madrid. Lo hicimos por carretera y durante el trayecto, orientados
por nuestro profesor de Geografía, pudimos aplicar y ampliar los conocimientos
aprendidos en clase. Solamente hizo falta mirar por la ventanilla y observar...
El total del trayecto se podría dividir
en cuatro etapas, pues en cada una de ellas atravesamos territorios con unas
características diferentes.
TERUEL- MONREAL DEL CAMPO:
Salimos de nuestra ciudad y tomamos la Autovía Mudéjar, lo hicimos temprano y
el sol todavía no se dejaba ver por lo que en unos primeros momentos el paisaje
no era visible. Sin embargo, podíamos notar como el autobús en el que
viajábamos circulaba por un terreno llano, poco abrupto e ideal para las
comunicaciones. De esta manera fuimos capaces de comprobar, tal y como habíamos
visto en clase, las perfectas condiciones que las cuencas interiores (en este
caso la fosa Teruel-Calatayud) del
Sistema Ibérico ofrecen para el transporte terrestre.
Poco a poco, y a medida que el
día amanecía, se iban dejando ver las dos ramas del Sistema Ibérico que
rodeaban la cuenca en la que circulábamos y gracias a lo estudiado en el primer
trimestre las supimos identificar: a la izquierda, la rama castellana y silícea
(Sierra de Albarracín y Sierra Menera); a la derecha la rama aragonesa y caliza
(Sierra Palomera).
También fuimos observando los
rasgos arcillosos del suelo, los cuales reafirmaban que nos encontrábamos en
una cuenca rellenada por sedimentos terciarios y cuaternarios. Tal y como
íbamos viendo, estos espacios ofrecen unas condiciones muy favorables para la
actividad agrícola y el asentamiento de núcleos de población.
El clima mediterráneo
continentalizado, fresco y algo seco, también se hacía visible: comprobamos
cómo las precipitaciones escasas -como consecuencia de la acción de muro que
ejerce el Sistema Ibérico impidiendo penetrar las masas húmedas atlánticas y
mediterráneas, condicionan los cultivos: de secano y dedicados a cereales de
grano poco exigentes de agua (sin necesidad de riegos artificiales).
Algunos de los municipios con los
que nos encontramos y de los que supimos de su cercanía a la autovía gracias a
las indicaciones fueron: Cella, Villarquemado, Sª Eulalia, Torre la Cárcel.
Todos ellos, poblamientos concentrados próximos entre sí y de plano apiñado.
MONREAL – MOLINA DE ARAGÓN –
ALCOLEA DEL PINAR: A la altura del municipio de Monreal del Campo cambiamos
el rumbo y nos dirigimos hacia el Oeste, ello supuso abandonar la Autovía
Mudéjar, tomar la N-211 y adentrarnos, aunque por poco tiempo, en el Valle del
Jiloca (donde observamos un mayor predominio de materiales de la era
cuaternario como gravas y arenas). Poco después, al abandonar Aragón y entrar
en Castilla-La Mancha, penetramos en la rama castellana de la cordillera
Ibérica de sustrato primario, el cual supimos identificar gracias a la
presencia de cuarcitas pizarras y esquistos.
Observamos en esta fase del viaje
muchos menos cultivos y más bosque, pues ya no viajamos sobre las buenas
condiciones del suelo arcilloso. Lo hicimos primero sobre calizas, donde
observamos sabinas y roble quejigo; y sobre roca silícea crece el
roble marojo.
El clima de esta zona, también mediterráneo
continentalizado aunque más frío debido a una mayor altitud. La repercusión de
este rasgo climático la pudimos percibir en el reducido número de municipios y
en la dispersión de los mismos. A ello contribuye enormemente la escasez de
cultivos.
ALCOLEA-GUADALAJARA: Una
vez llegados a Alcolea del Pinar tomamos la autovía Madrid-Zaragoza-Francia
(A-2), una de las más importantes del país y que hemos visto y comentado en
clase. Su importancia viene dada porque en ella confluyen varias vías de gran
capacidad.
Durante esta etapa el territorio
gozaba de una gran horizontalidad, que supimos relacionar con la formación de
páramos producto de la erosión diferencial. Los municipios rurales se observan
más abajo, en la campiña, en la que afloran los materiales más blandos y mucho
más fértiles y por las que circulan los ríos (Henares principalmente),
proporcionando unas muy buenas condiciones para el poblamiento.
GUADALAJARA-MADRID: A la
altura de Guadalajara observamos cómo nuestro autobús descendió a la campiña,
por la que circula el río Henares. Allí pudimos conocer de primera mano la
influencia de la red industrial formada en torno a Madrid, la cual convierte a
Guadalajara en un área en creciente expansión. Este aspecto lo observamos en la
sucesión de polígonos industriales, fábricas, centros de logística, intensiva
circulación de camiones… Conocimos también la manera en la que los municipios de
esta zona como Torrejón, San Fernando se han visto beneficiadas de este
desarrollo.
En conclusión, un viaje de lo más
interesante en el que pudimos aplicar todo lo aprendido en clase así como
conocer los rasgos y características del territorio de nuestro país.
Alfonso González Féliz de Vargas
Quién pudiera haber viajado en ese autobús!!
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