En la asignatura de Historia de España (2º de bachillerato), los alumnos tienen que reflexionar y vincular el pasado con el presente en un ejercicio que se llama Yo pienso (evocación del Yo acuso de Zola). De esta manera se comprueba el grado de interiorización del contenido y la personalidad de cada uno. Publicamos aquí uno de estos textos sentidos, escrito con rabia y determinación por Aurora García.
Sí. Yo PIENSO. Todos pensamos. Pero una cosa
es pensar y la otra es PENSAR de verdad, y no digo que haya gente que piense de
mentira (que también). Sino que a lo que me refiero es a cuestionarme las
cosas. Y bueno, he decidido PENSAR. Porque estoy harta de que piensen por mí y
de que me digan lo que tengo que pensar. Y aunque muchas veces suponga un gran
esfuerzo, no está tan mal tener un poquito de criterio.
En
estos días en los que tenemos tan presente el tema de los refugiados, creo que
seguimos en la misma línea de sinrazón.
Fuimos nosotros, muchos españoles, quienes
durante la Guerra Civil huían de semejante barbarie buscando un lugar donde
simplemente vivir; poder comer y dormir para sobrevivir.
Y hoy, se me cae la cara de vergüenza al
enterarme (de lo poco que puedo enterarme ya que la manipulación y censura que
hay en los medios de comunicación es tremenda) de que cerramos el paso a
personas que huyen de guerras. Están huyendo de lo que les está matando. Nos
están pidiendo ayuda para poder sobrevivir, y se la negamos, como si tuviésemos
el derecho de decidir por millones de personas, así sin más.
No.
No puede haber leyes de humanidad. No pueden
existir autoridades, ni legislaciones, ni ningún documento que deba negarle la
vida a alguien. Es cuestión de humanidad, la cual hemos perdido hace tiempo.
Nos resignamos a ver las noticias en la tele,
a simpatizarnos cuando las guerras y atentados ocurren en países europeos, y
más tarde se nos olvida todo. Firmamos tratados absurdos de “paz” para que se
acabe el sufrimiento, y a la vez seguimos vendiendo armas. Es un círculo
contradictorio que creamos nosotros mismos y con conciencia. Es culpa del
dinero, del capitalismo, del egoísmo. Es irónico; matamos a seres humanos y
destrozamos nuestro planeta en nombre de religiones o ideologías. Como si no
pudiese existir la libertad de pensar cómo uno quiera, como si fuera necesario
que todos pensásemos lo mismo.
¿De
verdad una vida vale tan poco?
Puede
ocurrir un acto así en países ajenos a nosotros, un acto el cual para la pobre
gente de países como Siria ya es algo normal, y nosotros ignoramos. Sí.
Ignoramos. Y que bien se vive en la ignorancia, que bien se está en casita con
calefacción y comiendo comida basura mientras miles de personas están muriendo
de frío tras unas alambradas, y sin llevarse un bocado de pan a la boca. Sí.
Ignoramos. Y dejamos que pase el tiempo para que se nos olvide y no sentirnos
culpables, creamos organizaciones (que obviamente no está mal, por algo hay que
empezar), para donar alimentos y elementos básicos, para quitarnos culpa,
elegimos ayudar, recaudando fondos para comprar comida, mientras que lo que
deberíamos hacer es acoger a esas personas, así, sin más. Tal cual. No son
caramelos. No se trata de sortear familias a ver a qué país va cada una. Se
trata de derribar las fronteras, de tener un poco de sentido común y empatía. No
es necesario el control de una población que es libre. No creo que deba haber
firmas para que gente entre a nuestro país.
¿Nuestro país? ¿Nuestro? ¿Por qué?
Sólo es un trozo de tierra más, donde gente
que parece que le cuesta un poquito pensar forma gobiernos para controlar a la
población, para manejarnos cual marionetas, para crear personas dóciles que no
se cuestionen su libertad, y así para que todo funcione. Para que el
capitalismo siga destruyendo la humildad, para encerrar las cabezas pensantes
en una jaula donde nada se salga de lo normal. ¿Qué es lo normal? ¿Lo normal es
amar a tu país y sus fronteras? ¿Es sentirse orgulloso de un país el cual está
matando a personas?
No sé, yo no lo veo normal. Igual es cosa
mía.
Somos culpables, porque como ya he dicho,
existen las fronteras, porque existe el dinero, que es el factor principal por
el que hay tantos problemas y guerras en el mundo.
Y vuelve a existir el egoísmo, nuestro
egoísmo y egocentrismo que nos hace creer que somos el ombligo del mundo y
tenemos el derecho de decidir sobre otras personas. Y no.
Yo PIENSO que los seres humanos
deberíamos extinguirnos.
Tal cual.
Tenemos una vida que no disfrutamos porque
vivimos en una sociedad podrida donde su objetivo principal es el dinero y el
abuso de autoridad.
Tenemos que extinguirnos porque nos creemos
dueños de la Tierra, y no. La Tierra no nos pertenece, nosotros le
pertenecemos.
Es una contradicción estar matando lo que nos
da la vida.
Es una contradicción que existan las
fronteras cuando predicamos libertad, paz e igualdad en el mundo.
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