Halloween, según la teoría tradicional, tiene su origen en una festividad céltica, conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo, y significa fin del verano.
Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el otro mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus
(tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros
familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus
dañinos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a
la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos. Su propósito era
adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.
Otra práctica común era la adivinación, que a menudo implicaba el consumo de alimentos y bebidas, e incluso en Asturias se celebraban banquetes en las tumbas de antepasados.
Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del
calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países
iberoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias
tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a
su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el
reino de los muertos.
En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido
importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween,
celebrándolo con fiestas y disfraces.
En España, debido a su origen celta, hay un número considerable de tradiciones relacionadas con espíritus, siendo probablemente las más famosas las meigas y la Santa Compaña de Galicia.
En Asturias, en el siglo XVIII, los niños llevaban lámparas y pedían comida a las puertas de las casas durante esa noche.
En la actual comunidad de Madrid se tienen registros de numerosos municipios en los que se decoraban las casas con calabazas, a las que les hacían
agujeros en su interior para simular una cara con ojos, nariz y boca, y
se introducía una vela o luz dentro de la calabaza, con el objetivo de
invocar espíritus protectores y asustar a la gente generando una
atmósfera de terror.
Es precisamente lo que han conseguido los alumnos de la ESO de nuestro instituto. Han decorado una parte de la Biblioteca con distintas y escalofriantes calabazas que no os dejarán indiferentes. ¡Buen trabajo, chicos! ¡Y feliz Halloween!
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