Y ya que hemos llegado hasta aquí, desde La Mula se puede ir (mírese el plano) hacia el Monasterio de San Victorián, fundado por Sancho Ramírez en el cual introdujo la Reforma de Cluny y el cenobio, ampliando propiedades y señoríos sobre más de 40 pueblos entre el río Cinca y el Ésera.
Actualmente está restaurada la iglesia pero en obras la abadía.
Montaña hacia arriba, entre otras grutas horadadas por procesos kársticos y refugios prehistóricos, se encuentra la cueva-santuario La Espelunca donde según la leyenda el santo abad italiano del siglo V llevó una vida de eremita al venir de Francia huyendo de la tentación carnal encarnada en una mujer, Maura, que le perseguía ávidamente.
Después de recorrer las cumbres de la parte izquierda de la carretera y sin olvidarnos de echar tiempo en Ainsa antes o después, la cruzamos y nos adentraremos en la ruta del románico de la Fosada, llegando al pueblo abandonado y fortificado de Muro de Roda, construido por la política expansiva de Sancho III de Pamplona e hijos en el siglo XI y una joya como Patrimonio artístico que es.
No puedo acabar sin hacer un guiño a mi querido Avelino Hernández aunque ya no esté aquí, por su “Sierra del Alba” que junto a Julio Llamazares con “La lluvia Amarilla” nos despertaron a estos paisajes con memoria. Mis felicidades a Severino por su magistral trabajo y por supuesto un agradecimiento especial a “mi hombre“ Serafín Aldecoa, sin cuyo apoyo y compresión no podríamos ir a la búsqueda de estos personajes tan atractivos y de estos mundos tan bellos, aunque en ocasiones tan difíciles de acceder.
CARMEN GARCIA ROYO