domingo, 16 de octubre de 2016

Visita de alumnos franceses a Teruel

Estábamos ansiosos de que nuestros correspondientes del Lycée Clément Marot de Cahors nos devolvieran la visita que nosotros les hicimos en marzo a través del intercambio que, año tras año, realiza el IES Segundo de Chomón, con la intención de estimular el aprendizaje de otros idiomas e incentivar nuestra pasión cultural, una actividad organizada por el departamento de Francés.
Más de treinta alumnos franceses residieron en nuestras casas desde el sábado 1 de octubre hasta el jueves 6; cada mañana, mientras estábamos en clase, ellos disfrutaban de estupendas excursiones por el entorno, y después se reunían con nosotros. El primer día llegaron bien entrada la tarde, pero tuvimos la suerte de que esa misma noche se celebraban las fiestas del Carrel, así que salimos a ver el ambiente. Nos tocó madrugar el domingo, pues habíamos preparado un picnic en Fuentecerrada; allí jugamos a fútbol, a voleibol y lo pasamos en grande.
Fue el lunes cuando nos despertamos de ese sueño idílico para volver a las clases; ellos visitaron el centro guiados por algunos profesores, y después contemplaron un documental sobre el legendario cineasta que da nombre a nuestro instituto, así como algunos cortometrajes escolares. Más tarde, se dirigieron al Museo de los Amantes, donde les hicieron representar la conocida leyenda de Isabel y Diego, y luego recorrieron el casco histórico de la ciudad.
El martes estuvieron prácticamente todo el día fuera. Se desplazaron hasta Zaragoza para ser cautivados por el magnífico Palacio de la Aljafería, la basílica del Pilar y otros muchos lugares interesantes. Llegaron agotados cerca de las nueve, con las energías necesarias para cenar e irse a la cama. También el miércoles tuvieron una jornada ajetreada, fueron a Valencia y allí se dejaron impresionar por el Oceanografic. Volvieron a casa con un montón de fotos y vídeos para enseñarnos.
En cambio, el jueves su salida fue más corta, aunque no por ello menos atractiva. Estuvieron en Albarracín, ese pueblo de la provincia que tanto admiramos. Allí retomaron la tradición de los Mayos recitando algunos versos a sus supuestas enamoradas, que les contemplaban desde las alturas. Regresaron a la hora de comer, era su último día, partían temprano y queríamos despedirnos como se merecía: cenando todos juntos.
El viernes marcharon con un hálito de nostalgia, hubo incluso quien lloró; no todos, claro, pero es seguro que a nadie le dejó indiferente su partida.
Ha sido una actividad realmente motivadora y divertida, no solo nos llevamos una experiencia increíble que todos querríamos repetir, sino que a esos mismos desconocidos con quienes antes apenas nos entendíamos con un batiburrillo de gestos y palabras sueltas, a esos correspondientes fortuitos les podemos llamar ahora amigos, porque nos han ayudado a aprender, a mejorar y a descubrir mundo. Esperamos veros pronto.

Héctor Montón Julve

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