viernes, 25 de abril de 2014

YA ENTIENDO POR QUÉ NO ME HABÍAN HABLADO DE ESTO (I)

     Los testimonios de mis dos abuelos y mi abuela materna sobre la Guerra Civil y la Posguerra me sorprendieron, la crueldad, la frialdad, el miedo, una guerra y unas consecuencias que vivieron en la infancia, ni siquiera combatieron, muchos combatientes deben tener recuerdos todavía más terribles. 
     Mi abuelo paterno, Antonio, cuatro años tenía al empezar la Guerra Civil, dice que tuvo miedo, como todos: cuenta que, una vez, unos soldados del bando nacional le intimidaron apuntándole con los rifles y gritando: “¡Apunten! ¡Fuego!”, se divirtieron a costa del pavor de mi abuelo, realmente despiadado. 
En una ocasión su padre, Juan, estuvo persiguiendo un pollo que se había escapado, el pollo se subió a un árbol y la aviación atacó, tuvo que refugiarse apresuradamente bajo un puente, volvió con el pollo, pero podría no haber sido así. Juan los llevó a refugiarse a una cueva a las afueras de Vinaceite, donde vivían, cuando el frente y la conflictividad se acercaban a la zona, cargaron un macho con provisiones y pasó allí un tiempo con su madre y sus hermanos, su padre debía ir al combate. Pasó mucho miedo allí.
     Cuando el pueblo estaba bajo el mando nacional y mi bisabuelo no debía prestar servicio en el frente evitó el fusilamiento de siete vecinos del pueblo, convenció a los soldados de que esas personas no estaban en contra de Franco y de los nacionales sino que eran ignorantes en materia política. No sabe mi abuelo si era así o no, pero, fuera cierto o no, fue una buena acción por su parte.
     Antonio me habló de que los nacionales usaban fusiles alemanes y granadas italianas semejantes a latas de tomate, también que a las afueras del pueblo había cadáveres, en torno a diez, tirados en un campo, muertos en los “paseos” quizás, imposible saberlo con certeza.
     En cuanto a la Posguerra, Antonio recuerda que no pasaron tanta hambre como pudieron pasar otras personas ya que tenían unos campos no muy lejos del pueblo donde cultivaban y almacenaban comida, cultivaban olivos y granados entre otros. Mi abuelo recuerda ir, en más de una ocasión a vender aceite y jabón a los pueblos cercanos. Estos productos estaban limitados por las cartillas de racionamiento y era ilegal su comercio, los escondían bajo las granadas, que iban a cambiar a los otros pueblos por patatas. Volvían con el carro lleno de patatas y habiendo vendido el aceite de oliva y el jabón. Así eludían los controles.
     Una vez Antonio fue por el pueblo con otros chicos y, según dice, en un lugar encontraron un bote de unos 30 cm de alto (estimo yo por su gesto cuando me lo contaba) lleno de mermelada. El que lo dejó a la vista se descuidó porque quedó la mermelada a unos 5 cm de altura (nuevamente el gesto), tenían hambre. 
     En otra ocasión encontraron una pistola, Antonio se la llevó a casa y la dejó cerca de la plancha, la pistola, que no llegó a dispararse empezó a hacer algo de ruido, quizás debido a residuos de pólvora, un ruido como de siseo. Recuerda que su madre se llevó un susto de muerte y dijo a todos que salieran de la casa. No ocurrió nada, no se disparó en ningún momento.
Javier Minguillón (4ºA)

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