domingo, 27 de abril de 2014

RECUERDOS DE CUANDO LA GUERRA

Estas fotos pertenecen al archivo de la Brigada Lincoln que estuvo en el frente por Fuentes Calientes y están sacadas del catálogo de una exposición en el Museo de Teruel sobre esa Brigada
Mi abuelo Jesús nació en el año 1928, en Fuentes Calientes, así que cuando empezó la Guerra Civil tenía 8 años. Se acuerda de todo, especialmente del miedo con que se vivía. 
La noticia de que se estaba en guerra le llegó en la época de la siega, su abuelo Cipriano, que era pastor, les contó que otro pastor le había dicho que los soldados morían y los gusanos se los comían por los campos.
En septiembre de 1936 entraron los milicianos al pueblo pusieron una bandera en la torre de la iglesia, sacaron los Santos y los quemaron, también se destruyó un órgano muy grande y valioso. Mi abuelo recuerda cómo todos los muchachos del pueblo cogían los tubos del órgano e iban tocando por el pueblo.
Recuerda también a un soldado que era maestro y les enseñaba alguna cosa, se llevaba muy bien con él y, a veces, le daba chocolate del rancho que tenía.
En el pueblo se formaron dos partidos, la UGT y la CNT, y muchas personas trabajaron en la colectividad que se creó. 
El día de Santa Águeda (5 de febrero) de 1938, entraron en el pueblo los nacionales. La población había sido evacuada al “túnel”, pero mi abuelo, mis bisabuelos y unos vecinos habían construido un refugio en una bodega y se escondían allí. 
Recuerda sobre todo el miedo que le tenían a la aviación, les llamaban “las pavas”.
En el pueblo entraron también muchos soldados del ejército marroquí, que cuando tenían “carta blanca” hacían mucho pillaje, cogían todo lo que podían: corderos, gallinas, grano… y toda clase de tropelías.
Con la entrada de los nacionales, los republicanos tuvieron que huir rápidamente así que se dejaron la intendencia en los corrales. Me cuenta mi abuelo que su padre, que al ser pastor sabía dónde estaban las reservas; su tío Ramón y él cogieron un día una burra y se fueron a ver lo que podían recoger. Ese día, al salir del pueblo, dos mandos de los nacionales, que iban en un coche, les preguntaron por un camino para llegar a la carretera de Perales, así que mi abuelo y su tío Ramón subieron al coche para indicarles; mientras, mi bisabuelo se quedó con la burra. Al llegar a la zona conocida como los “ruidores” pasaron dos aviones republicanos y la artillería antiaérea empezó a disparar, los dos mandos salieron inmediatamente del coche para esconderse por unos ribazos, pero mi abuelo y su tío Ramón, que nunca habían montado en coche, no sabían abrir y pasaron toda la tempestad dentro del coche sin poder salir, con más miedo que otra cosa y a punto de ser alcanzados por la metralla.
En el pueblo se vivió una situación de frente que hizo pasar mucho miedo a la población, primero fue tomado por los republicanos y luego por los nacionales. Se acuerda sobre todo de que cuando echaban un bando los acababan con estas palabras: "y el que no lo cumpla será pasado por armas".
Dice mi abuelo que terminó la guerra y entonces vino el hambre.
Dice mi abuelo que se pasó mucho miedo.
Dice mi abuelo que ojalá nunca tengamos que vivir una guerra.
Aurora García (4ºB)

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