sábado, 22 de junio de 2013

RUTA MACHADIANA I



Entre los versos que intuyen su muerte el 22 de febrero de 1939, y estos otros que llevan a la nostalgia,  hay toda una amalgama de vivencias en tiempo y en espacio.
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero
Su vida, como nuestra ruta, atraviesa España de Sur a Norte en numerosos traslados, a los 8 años por sus padres a Madrid donde estudia en la Institución Libre de Enseñanza y más tarde por su propio trabajo como  profesor de  Lengua Francesa en diferentes  institutos.
Palacio de Dueñas
Vivirá en París un tiempo, adonde recalará más tarde también en su exilio al sur de  Francia, allá en los últimos coletazos  de la guerra civil española.
En 1907  publica Soledades, Galerías y Otros poemas y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés, eligiendo la vacante del instituto de Soria.
Así que tras Sevilla y su luz refulgente nos vamos hasta Soria para pasear por sus calles y vivir desde dentro las huellas de Machado en esa ciudad. Recuerdo imborrable para los sorianos aunque también alardean de otros poetas, como Bécquer y Gerardo Diego con grandes murales de los tres en una de sus  calles más transitadas.
En esta ciudad de provincias, me imagino que más cerrada que ahora debido a los momentos históricos, vive en una pensión, hecho muy típico en esa época donde no era moda vivir  en pisos, y  que aún conserva una placa en su honor aunque haya cambiado la faz  del edificio. Allí  conoce a Leonor Izquierdo, hija de la dueña, casándose con ella siendo  esta casi una niña, 15 años, en la iglesia de Santa María la Mayor.
Santa María La Mayor
Obligado es el paseo por la ribera del Duero donde  en otoño dominan los amarillos, los grises, los rojizos y apagados verdes. En los troncos de los árboles, incluso en los más altos, quedan huellas de navajas que conmemoran el amor. Cruzando el río encontramos el antiguo monasterio templario de San Polo y la ermita de San Saturio, patrón de Soria. En la piedra se han horadado laberintos, escaleras que suben y bajan,  capillas y habitaciones que supuestamente dieron cobijo al eremita.
¿No ves Leonor los álamos del río
Con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco
Dame tu mano y paseemos.
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 He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas de Soria,
Álamos de las márgenes del Duero
conmigo vais, mi corazón os lleva.
Es un paseo por los paisajes machadianos, con los álamos a ambas riberas y la curva de la ballesta que dibuja el río Duero al pasar por la ermita.
Da clases de Francés en el Instituto que hoy lleva su nombre, donde aún se conserva el aula en la que él impartía sus enseñanzas.En 1911 viajan a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios, aunque al enfermar de tuberculosis Leonor son ayudados económicamente por Rubén Darío, y vuelven a Soria, muriendo al año siguiente en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión.
Seguimos nuestro camino hacia el Espino, cementerio donde está la tumba de Leonor en la que pueden leerse los siguientes versos escritos por Machado:
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
 A las puertas de este cementerio se encuentra también el Olmo Seco que el poeta inmortalizó en “Campos de Castilla”

Al olmo seco, hendido por el rayo
Y en su mitad podrido,
Con las lluvias de abril y el sol de mayo
Algunas hojas verdes le han salido.
   “A un olmo seco” es la expresión de la vivencia de tristeza y esperanza del poeta en el doloroso umbral de la muerte de Leonor, terminando con estos versos:
 Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

No podemos dejar Soria sin admirar también otros monumentos que aunque no están directamente relacionados con la vida personal de Antonio Machado, sí contemplarían muchas veces sus ojos y donde el eco de sus poemas también resuenan a cada paso, como la iglesia de Santo Domingo, el palacio de los conde de Gomara, la Plaza Mayor, el casino de Soria “Círculo de la Amistad” del cual era socio nuestro poeta y que todavía nos retrotrae a otros tiempos.
¿Y por qué no llegarnos hasta la Laguna Negra, escenario del romance de Alvar  González?
No teniendo nada que lo ate a Soria, solo los recuerdos constantes y el gran dolor que le acompañará toda su vida, solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio durante siete años, hasta 1919.
Como su corazón es ya  soriano, le hace una petición a su amigo José Mª Palacio para que no descuide la tumba de Leonor, en un poema–carta dirigido a él:
 Palacio, buen amigo,
¿Está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, la primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube el Espino,
al alto Espino donde está su tierra…
 
Carmen García Royo y J. Serafín Aldecoa

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